domingo

CARTA DE ANDREA

Si dices que me amas, no llores por mí…
Si conocieras verdaderamente el don de Dios,
y lo que es estar junto al Señor Jesús,
Si pudieras oír el cántico de los ángeles
y verme en medio de ellos...
Si pudieras ver los horizontes, los campos
y los nuevos senderos que atravieso,
No llores por mí…

¡Cómo! ¿Tú me has visto, me has amado
en el país de las sombras y no te resignas a verme
y amarme en el país de las inmutables realidades?
No llores por mí…

Créeme!
Cuando la muerte venga a romper tus ligaduras como ha roto las que a mí me encadenaban.
Cuando llegue el día que Dios ha fijado y conoce,
y tu alma venga a este cielo
en el que te ha precedido la mía...

Ese día volverás a verme,
sentirás que te amé y encontrarás mi corazón
con todas sus ternuras purificadas.

Volverás a verme en transfiguración,
ya no esperando la muerte, sino avanzando contigo.
Te llevaré de la mano por los senderos nuevos
de luz y vida más allá del sol…
No llores por mí…

Enjuaga tu llanto!!!
no llores, si me amas!!

*En memoria a mi suegra Andrea (QEPD)

Cuando el navegante portugués Bartolomeu Díaz descubrió el cabo del Sur de África en 1488, le esperaban fuertes tempestades. Por eso llamó “el Cabo de las tempestades” a uno de los últimos promontorios de la costa occidental de Sudáfrica. Pero Juan II, rey de Portugal, tenía otro punto de vista, ya que miraba esperanzado el futuro, pues el descubrimiento de Díaz, mostraba que se podía acceder a la India por mar. Por eso le dio otro nombre: “Cabo de Buena Esperanza”.

En las epístolas del apóstol Pablo también hallamos otra manera de ver las cosas, una perspectiva positiva.

Este cambio concierne al futuro de los cristianos y descansa en la muerte expiatoria, la resurrección y la ascensión de nuestro Señor Jesucristo.

Cuando Pablo habló de los creyentes que habían muerto, no los llamó sencillamente “muertos”, sino “los que duermen…los que durmieron el él” (en Jesús). Y pensando en su propio fin, no habló de morir, sino “partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor” (1Tesalonicenses 4: 13-14; Filipenses 1: 23).

Para Andrea, “el cabo” de la muerte ha cambiado de nombre, el antiguo hace pensar, en tempestades, naufragio, y provoca temor; el nuevo habla de esperanza. Jesús destruyó “por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es al diablo”, y libró “a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre” (Hebreos 2 14-15)






3 comentarios:

  1. Enjuagando el llanto. Confiando que ella vive en otro lugar, y el reencuentro sera en la eternidad...

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  2. Siempre debemos mantener nuestra "buena esperanza", si no nada tendría sentido.

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  3. parabens pelo blog que Deus te abençoe sempre, visite meu blog passa la e comenta. te vejo por lá.

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